Las empresas ya están preparando sus estrategias para el Black Friday 2025, que este año se celebra el viernes 28 de noviembre. La planificación anticipada ya no es opcional: tanto la digitalización como la inteligencia artificial se perfilan como ejes clave para asegurar desde el clic inicial hasta la entrega final, evitando así que un gran descuento quede empañado por una experiencia deficiente.
El reto pasa de generar tráfico a gestionar la operación completa: logística, atención al cliente y omnicanalidad juegan un papel vital. Las marcas que combinen agresividad comercial con eficiencia operativa y comunicación transparente marcarán la diferencia
Las compañías están además reforzando su apuesta por la omnicanalidad, entendiendo que el cliente actual circula entre tienda física, e-commerce y móvil en cuestión de minutos.
Según el análisis publicado en PuroMarketing, el reto ya no es únicamente captar tráfico, sino garantizar que cada punto de contacto —desde la oferta en pantalla hasta la entrega— esté alineado, fluido e integrado.
En un entorno donde el dispositivo móvil domina la interacción digital, las plataformas van más allá de sostener picos de tráfico: deben ofrecer navegación personalizada, tiempos de carga mínimos y recomendaciones inteligentes para convertir visitas en compras.
Otro aspecto clave que emerge con fuerza es la responsabilidad empresarial y el valor añadido: los descuentos dejan de ser suficientes. Los consumidores valoran especialmente la transparencia en los precios, la sostenibilidad de la cadena de suministro y la coherencia de marca.
Las empresas que logren articular una estrategia que combine agresividad comercial con integridad operativa serán las que estén en mejores condiciones de fidelizar y crecer. En este sentido, no se trata solo de vender más el 28 de noviembre, sino de fortalecer la relación con el cliente para los próximos 12 meses.


